- Es importante que penséis en aquello que os dará de comer cuando dejéis de ser chicos - dijo el profesor Luna - es importante que tengáis en cuenta que si picáis muy alto, lo fácil es sentiros defraudados, pero por contra, si la pretensión es demasiado leve, siempre os quedará la impresión de que, quizás, os esperabas designios de mas alta enjundia. Teniendo en cuenta que es vuestro primer día en agrónomos, os contaré que no está mal para empezar, considerar la posibilidad de ser Flopero.
(¿Flopero?, pensé yo. Ni puta idea de la faena de un flopero, pero no sería yo la primera en descubrir su ignorancia, de hecho, muchos de los que se sentaban a mi alrededor asentían, con lo que en seguida supuse que yo era la única que desconocía el término. El profesor Luna prosiguió con su voz atemperada)
- Flopero es un buen comienzo: no exenta de algún riesgo es sin embargo una profesión de mecánica sencilla pero contundente.
Y así siguió hablando durante algunos minutos hasta que alguien preguntó en apenas un susurro acerca de la naturaleza del flopero.
- No me diga usted que habiéndose matriculado en esta asignatura , desconoce la naturaleza del flopero, señor...
-Alberdín -susurró avergonzado el muchacho - Carmelo Alberdín.
- Pues mire señor Alberdín, flopero es el encargados de hacer flopos.
Silencio.
- Y ahora me dirá usted que tampoco sabe que es un flopo, ¿no es así?- que lo era - no se avergüence señor Alberdín, que peor que el desconocimiento es la simulación de tenerlo sin hallarlo. Le explicaré gustoso en que consiste un flopo: supongo que en alguna ocasión se habrá encontrado usted frente a un río, un embalse, una masa de agua de calma al menos aparente, ¿si?, claro que si. ¿Ha probado usted alguna vez a tomar un guijarro y lanzarlo al agua?, ¿si?. ¿Puede usted decirme el ruido que tal acción provoca?. ¿No?. Pues yo se lo diré FLOP. De ahí su nombre: flopo.... de ahí que flopero es aquel que produce con su acción un flopo.
Silencio.
- Y ahora, si me permiten, empecemos por el tema 1.
Aprendí muchas lecciones del Profesor Luna, pero ninguna tan sabia como la lección de los floperos.
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