Quiero que no suceda absolutamente nada más. Quizás lo deseo porque lo prefiero a que lo que pase me arrebate la esperanza, la de ser un cruce de caminos en tu cama. Quiero sobrevivir burlando el miedo a enfermar de soledad eterna.
No es de recibo estrangularse las ganas de tatuarme tu nombre en la lengua a golpe de trompeta.
En tu nariz se columpia el tiempo, justo en el corte que no existía, el del antes y del después mientras parpadeas tranquilo porque estás a salvo y en casa.
En el corcho del pasillo has colgado la vida y entre los pliegues de las sábanas sucias, los sueños que se convierten en calabazas a las diez.
¿Cuántas vida tengo que desperdiciar para ganar el premio?
Comentarios
Me alegra enormemente que hayas vuelto, te echaba condenadamente de menos por aquí. Un beso.
Los estados no-urgente y estable ¿son perder tiempo? ¿o ganar tiempo?
Sólo el Tiempo lo dirá....