Ir al contenido principal

EL SEÑOR DE LAS PATATAS

De cuando en cuando alza la vista por encima de las gafas. Se las ajusta con aire tranquilo mientras mueve un poco la cabeza de arriba a abajo. Cuando ya ha aguantado la palabra lo suficiente, viste una familia de luto como buen Cañamero:

- Pues vaya tío gilipollas - y no se pone ni colorado porque asienta su juicio en el más común de los sentidos.

Y si el señor de las patatas lo dice, será por algo. Quizás porque lleva toda la vida dándole trajes al emperador loco que se empeña una y otra vez en pasearse desnudo por la plaza.

- Pues vaya tío gilipollas - y es verdad.

El señor de las patatas es experto en cebar de amor a todas sus presas, pero que parezca un accidente.

Camina siendo tendencia sin darse cuenta, tarantiniano perdido, le falta la katana.

Especialista en poner cada cosa en el lugar donde cabe, incluidos los egos desmedidos.

Amigo de Peter, el mejor de todos, el mas fiel: por donde pasó, el anterior fue bueno.

- Pues vaya tío gilipollas - amén - ¿otro vermút?.





Comentarios

Entradas populares de este blog

TIERRA DE NADIE

Soy la tierra de tu nadie. La pendeja cazadora de frases con mejor intención que acierto, como la de que AMES DE VERDAD Como si se pudiese amar de mentira y seguir siendo eso que empieza con su legítima A y que se muere en su pertinaz                                                                                                       R No quiero que hagas las cosas con buena intención, LAS QUIERO SOLO INTENCIONADAS. Quiero que se me clave TU MALDITO anillo de ...

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

  No puedo pensar en lo sorprendente y lo sencillo que resulta vivir casi siempre: se vive sin querer y a pesar de no ponerle demasiado empeño al asunto la mayor parte del tiempo. No puedo pensar en lo frustrante que será el día que descubra que ya no hay más créditos ni más monedas y ya no me queden vidas de gato ni de nada que resucite aunque sea de mentira. Recuerdo haber pasado por todos los cuentos que pensaba pertenecían a otros personajes y disfrutar de cada una de sus victorias y también sus derrotas de cuento. Agradezco los maquillajes en los morados que me quedan fruto de todas esas  peleas imaginarias que mantuve inútilmente con cada uno de los fantasmas a cuyas sábanas me así con la desesperación de las últimas oportunidades. Me quedo con el agua. El agua siempre limpia, refresca, calma y sirve para hacer infusionar el té. - ¡Que le cooooorten la cabeza! - dijo la reina. Y yo me retiré el pelo de la nuca y me puse a cuatro patas, las de morir, se entiende, que no l...

MARCAR TERRITORIO

Animalitos territoriales. Lamiéndose la pata en lo alto de la empalizada mientras otean su reino ante la incertidumbre de cuanto durará la calma antes de que, de nuevo, un nuevo bichito entre a hurtadillas y pretenda alzar la meada contra un tronco recóndito, inundando de su esencia todo el rincón, con el viento como cómplice hasta que las uñas, en todo lo alto, devuelva el honor al defenestrado... o no...