Primavera dolorosamente brillante. Primavera.
Libre a la fuerza.
Ni con ni sin. A tientas para no herir ni ser herido por las flores que brotan bajo los pies descalzos.
Yo no quería estar aquí. Vivo una primavera obligada y tengo alergia a las gramineas. En este mundo mío todavía no se ha inventado el antihistamínico.
Tanta luz me lastima. He pasado tanto tiempo en la caverna que apenas puedo respirar con todo este aire claro que me rodea. Me ahoga la pureza. Quiero el vicio negro al que me he hecho adicta y que ahora me has robado de golpe. Llamo a las puertas del Averno. Se me pelan los nudillos y la sangre gotea sobre la punta de mis dedos descalzos. Parecen de niña pequeña. Nada. El eco del vacio, maldita indiferencia. ¿Y ahora qué?. Aun es primavera.
Comentarios
Sin frivolidad por mi parte, precioso texto, hija, es que no sé que decir más, casi siempre me gustan... y esta vez no sé, si empezó triste y acaba igual o qué.
Complejo. Tendré que releerlo, pues.
¿El título dará la clave, VivoconHades?
Todos los títulos son reveladores, por supuesto.
La tristeza, recurrente, hermosa, necesaria.
Saludos nuevos.
Un dia, y no precisamente de primavera, no se cómo estaban pasando mis horas cuando escuché en la radio una frase que me encantó y te la doy a ti
"Nunca dejes que nadie te arruine la vida"
muak