Con nombre ilustre y apellido de caballo, fue pintada ochenta años antes de nacer y las sirenas se extinguieron por la envidia que les provocaba no alcanzar ni su gracia ni su belleza. En mi provocaba la locura de querer voltear todo el tiempo: Otra vuelta en el aire mientras el cielo se torna tierra y la tierra horizonte. Y a media voltereta soltar el aire y cerrar los ojos antes de quedarme a vivir en los océanos sin fondo donde los peces no nadan ni son dorados.
Veintidós kilos de iridio en mi cantimplora del monito.
Desde arriba se ve muy abajo.
Desde abajo parecía mucho mas arriba.
Y si me quedo a vivir aquí no pasa nada. Y si me marcho volveré mañana.
La perfección no existe. La perfección no es grata. La perfección es un invento exiguo de los dioses que se aburren de no ser creídos mientros yo, aun sin mirar atrás, se que el viento que me acaricia el cuello se queda a dormir en tu pelo, justo ahí detrás.
Y YA NADA PUEDE YA TOCARME
APUNTAR COMO PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO
Debo dejar de fingir que me duele lo que no me duele: eso no me hace mejor: ME HACE MENTIRA.
Debo dejar de disculparme por cosas de las que no me arrepiento y que volvería a hacer una y otra vez y que me hacen reir (aunque sea bajito).
Comentarios