Pasa y deja los Godiva ahí, justo encima de la caja marrón de los secretos inconfesables que huelen a café.
Entra y léeme una vez más un cuento donde los ogros no devoren a las princesas, uno en que las monten en una buena burra Ducati y las paséen por el Alto del León.
Desempolva la lengua bífida y hagamos un cuarteto de lengua y viento, el viento sibilante con el que hemos rellenado una botella de agua de Vichy después de beberla a tragos largos, ávidos, toscos.
Súbete al pedestal del que tantas veces te he bajado a bofetadas cuadradas y del que te volveré a destronar con árida fortaleza para volver a alzarte justo cuando empiece a cicatrizarte el rencor de cartón piedra. El lunes, bombones Godiva.
Soy mascarón de nave pirata y lo seré hasta que recesivo se escriba con b.
Y en mi pecho soy guerrero y vasallo sin rey ni reino.
PD. Churros mojados en "Un rayito de sol". Te extraño todos los días. Y lo haré mientras viva porque bajo tu manzano ya no sopla el viento y las sandías sin pipas me saben a buñuelos.
Comentarios
Unos Godiva, que hambre.
Saludos y un abrazo.