Volver a ti es volver a casa, limpiarse los pies en el felpudo de tulipanes de la entrada y dejar la bufanda tirada sobre el respaldo de la silla primera que nos venga a recibir.
Entrar en ti es Tierra, es salón con chimenea.
Dormir en ti es plumón y calcetines de rayas con pijama de cuadros.
Comer en tus labios es pan candeal y cuchara de fondo hondo.
Llamar a tus ojos es parada y fonda de la que uno sólo se marcha ávido de aventuras sabiendo que a la vuelta estarás sentado en el poyo de la puerta afilando una vara de avellano.
Bebo cerveza por carencia de personalidad y le cuelo una raja de limón porque todos los demás lo hacen.
Ensayo ante el espejo con las manos en los bolsillos y sobre el escenario descubro que la ausencia de bolsillo del tutú me paraliza de terror.
Al abismo es un atajo a tu nombre y las páginas de los libros que leo me chupan los dedos hasta desgastar todas las huellas.
Y todo esto por 29.95 euros al mes, tarifa de ya.com o, por qué no, jazztel.
Comentarios
No encuentro dónde querer volver, solo de lo que quiero huir.
A veces huir no es suficiente. Se trata de pararse, girar y gritarle a nuestro perseguidor:
- ¿Me dices a mi?... no, no creo...
Sería un algodón de feria...
Pero, ni usando tinte rosa para el pelo, se puede acabar con las mechas rubias, que con sus profundas raíces aprisionan las buenas ideas y solo dejan salir aquellos pensamientos en voz alta que tienen formato ofuscado.