Hocus Pocus. Muevo las manos pero no ocurre nada. La magia es una mentira como otra cualquiera, como Dios, como los Orcos, como San Pedro y San Pablo, como el altruismo. Mentira cochina. Esta mochila lleva piedras gordas. Piedras de las que sobresalen en las corrientes de los ríos. Piedras que me lastiman la espalda, que me dejan sin resuello. No puedo respirar. El aire me quema la traquea al entrar y al salir. La saliva me escuece justo en el límite entre el alma (que también es mentira) y la cordura (que no existe). No puedo cargar más tiempo. Voy a caer, a clavar mi rodilla en la tierra y no volver a alzarla.
-Mira que noche más bonita hace.
- Si, al final se ha quedado buena temperatura.
- Si, para ir a la piscina.
- No he dicho eso...
Beso.
- Jajajajaja. No me has hecho la cobra.
- Has jodido un momento mágico.
- Ya, pero es que la magia es mentira.
- Y tu un gilipollas.
- Ahhhh... no me has podido rechazar!.
- ¿Lo hubieses preferido?.
- Ummm no.
- ¿Entonces?.
- Ahhhh... no me has podido rechazar!.
No se cuando me equivoco. No se la fuerza con la que restalla mi látigo. No se cuantas bajas quedarán por el camino. ¿Por qué soy yo tu Oráculo si ya no me quedan consejos puros?.
Sicarios de plastilina. Corredores sin dorsal que cruzan metas aereas. Déjame dormir con mi pijama 100 % algódón. Mañana me pondré el cuero negro.
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