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Mostrando entradas de enero, 2013

MUERDE

Es el momento. Justo ahora puedes morder el tobillo que te ofrezco, el izquierdo, mucho más poderoso que su gemelo. Aprieta los dientes en la carne prieta y remata la faena con un beso largo. No renuncies a tu placer ni me robes el mío. Muerde y llévate en los labios el precio de un secreto que mañana será roto.

CENTINELAS

Los que tienen cierta edad, suelen carraspear. Los jóvenes tartamudean y las almas soñadoras se elevan de la mano de la melodía. Sobrecogidos, entre las altas murallas de piedra, sienten que de nada sirve fingir indiferencia cuando te brota luz de la mirada. Por las vidrieras se cuela el tiempo certero en forma de estela. Rebota en el suelo pétreo, se desliza como sierpe entre los zapatos mojados y los calcetines resbalados hasta los tobillos de invierno El frío de las teclas de un piano negro que espera, acunan mi templada intimidad de uñas limpias. Escrito en mi pulso, el anhelo, grabado en tu frente mi destino. Los centinelas de la noche se desperezan prendidos de tu cuello de nieve, y te cuidan, te adoran, te quieren. Alejan de ti los negros velos del miedo y te acunan para que puedas despertar serena, como cada mañana, mermelada de ciruelas y té americano.

CICLOGÉNESIS EN RE

Si ha de llover que lo haga ya. Si el viento se tiene que llevar la primavera, que lo haga y que no nos la devuelva jamás. Que llegue la ciclogénesis y se lleve con su explosión todo lo bueno y todo lo malo. Que se lleve con su furia los recuerdos improntados y las vivencias no reconocidas. Que venga con su forma de espiral y limpie las huellas sucias de la memoria. Que se lleve todos los árboles raquíticos a los que nos aferramos asustados y que nos impidieron ver el bosque franco y frondoso donde crecimos como salvajes locos. A mi la fuerza desmedida de los cielos en esta larga noche de invierno. A mi paso reclamo las trompetas de Jericó para renacer del fuego que un día, no hace mucho, me consumió. Que la luna no se deje desfallecer mientras el amor verdadero, el que no sufre bajo lluvia, viento, hielo o sol, ese que nos hace ser, crece y se empodera hasta alcanzar mis pasos perdidos en la niebla, en la arena, en el mar, en la primavera. El jaguar de enero, el de la p

A FLOR DE PIEL

Sobrevivir no es una opción, es una obligación. Hay que tatuarse los ojos cada mañana para salir a la arena del circo donde, hambrientas, esperan las fieras. Sin dudarlo hay que comerse alguna de ellas para que las otras se vuelvan al foso temerosas de sufrir la misma suerte. A flor de piel el renacer necesario de la herida que, si bien no cicatriza, deja de doler por puro cansancio. RECOMENDACIÓN: Mantenla alejada de la sal y sufrirás infinitamente menos. No te pongas el jersey verde cuando venga la primavera: es gordo, feo y pesa. Absurdo como un submarino descapotable. Y si mañana nos voltea la cornamenta de la bestia que no nos ganamos, nos apartaremos el largo flequillo de los ojos y sencillamente reiremos, porque seguimos de pie por muy duro que azote la tormenta.

ESCULPIDA EN PIEDRA

Alabado sea el señor y todos sus fieles ángeles cautivos. La piedra es buena. Es fría y dura, pero llora arenisca y se expone a la lluvia sin paraguas rojos que valgan. Granito puro, sin adornos, enmiendas y/o tachaduras. Cada uno a su tarea. La piedra nos hace duraderos, que no eternos. La piedra es sabia porque ha visto mucho y muchos en ella han muerto o sanado. Sólo la mano del ferviente picapedrero saca del mazacote informe la dama que lleva la pluma que acaricia el mundo. Tanto defenderse de la dureza hace dura la mano que golpea. Pues si. Es piedra.