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Mostrando entradas de mayo, 2010

AUNQUE SEA CHAMPAGNE

La noche prometía, lo supe cuando mi amiga dijo sin ironía ni sonrojo alguno: - Que traigan algo de beber, aunque sea champagne. Y entonces entraron las siete mujeres que uno de los invitados le había regalado al homenajeado y yo pensé que aquello era una performance del Lago de los Cisnes versión dorado lujuría y billetes rosados. Reí. Nos bebimos tres copas de brebaje caro y luminoso a juego con las piernas de las profesionales y luego brindé con los diamantes de la Madamme que me confesó que el vitiligo de su hijo le preocupaba sobremanera. En el baño, la novia de la boda que celebraban al final del pasillo bailaba un Vals agónico con la porcelana Roca y mientras se le escapaba la vida, las horquillas y el bello recuerdo de un día inolvidable, salté por encima de su cola de seda. La alarma antincendios les mordía el sueño a todos los durmientes. Eran las cinco. La mujer menuda de seguridad tenía cara de pocos amigos cuando salí del baño y le pregunté por el alcance del riesgo: -Ning

CUANDO ERAMOS LIBRES

Parece mentira, pero hubo un tiempo en que si no lo fuimos, al menos sentíamos que podíamos alcanzarlo. Recuerdo que era verano, me taladré una oreja con una aguja ardiendo después de insensibilizarla con hielo. Detrás, puse un trozo de patata, no se muy bien para que. Me puse el pendiente de oro pequeño que el llevaba y me regaló. Leí el señor de los anillos por primera vez, me compré unas Converse verdes y llevaba unas gafas de sol falsas que robamos muertas de risa en un puesto del mercadillo. Follábamos todos los días o casi. El sol calentaba menos a las 3 de la tarde. La gomina era barata. No sólo sabíamos como ser libres, sino que pensábamos que en cuanto no tuviésemos hora de llegada lo seríamos de facto. Y llegaron las cadenas invisibles que nos ataron para siempre. Y ya no hubo más primaveras. Y ya no hubo más poesía excesiva. Y los besos dejaron de ser regalos de terciopelo rojo. Y me hice mayor y nunca nada estuvo por estrenar.

DUROS A PESETAS

Te quitan cosas. Es una situación inquietante. Te quitan tu forma de vida, te quitan tus sueños, te quitan la esperanza. Se las llevan a manos llenas, se la guardan amontonada en los bolsillos como billetes arrugadas cogidos aprisa de una caja furtiva. La lluvia no ayuda, desde luego. Y luego los tahúres. Más tarde los chamanes de todo a cien y los listos relistos que te prometen panacéas y misticismos inexistentes que se encierran en brebajes infames e insanos. Es tiempo de prestidigitadores. Es tiempo de vendedores de humo con traje de Armani. Es tiempo de fonambulistas borrachos. Me han robado. Me han atracado con toda la impunidad del mundo. Me han arrebatado lo mío porque dicen que no era mío, que era de todos. Y a mi, se me ha quedado cara de imbécil

DESHIELO

Clap, clap, clap... Oigo gotas en mi. Sobre. Por. Clap,clap, clap. Es el deshielo del glaciar de mi templanza y mi verano. Clap, clap, clap. Por las venas se me escurre el pecado incandescente de los domingos y los lunes alternos. Clap, clap, clap. Y la cerveza me sabe a sal y la sal a viento. Clap, clap,clap. Estando el venero esquilmado, ¿dónde ungiré mi voz resquebrajada?. El Oráculo ha leído tu mañana: deja de llamar a su puerta y traer ofrendas pensando que por ello habrá de mudar su visión. No hay sitio en el universo para tanta terquedad, por más bello que sea su brillo.

Y DE NUEVO LA CAPOEIRA

Querencias desajustadas. Deseos que llegan a la estación cuando la contrapuesta toma asiento en el vagón. Miradas que nunca llegan a cruzarse. Ocasiones perdidas una y otra vez. Hoy si, pero tu no, mañana tu vendrás mientras yo estaré sentado en la copa del árbol oteando el mar en espera del barco que me traiga las naranjas que habré de partir. Un Sindios, vaya. El miedo no cabe en según que ojos. Dicen que la Coca-Cola se lo come todo, desde la carne cruda hasta el óxido de los clavos. ¿Le queda otra pues que devorar la inocencia que aun adivina en tu mirada?. Me arrimé y me caí al pozo de Coca-Cola que son los tuyos y ahora noto que me desvirtúo en segundos. Ven que te desnudo. No que me enamoro. Pues no te enamores que yo no estoy para pijadas. Era ironía (te sonrojas). Y mientra nadas en Coca-Cola piensas que deberías haberte apuntado a los cursillos de Capoeira porque las patadas te las comes todas.