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Mostrando entradas de octubre, 2008

Cuidado con lo que deseas

Cuidado con la gestión de tus deseos. A veces ponemos tanto énfasis en ansiar algo, que no nos damos cuenta de que corremos el riesgo de que nuestros deseos se cumplan. No se trata de un estudio científico, dado que no he formulado la hipótesis experimental y mucho menos la he contrastado empíricamente para generalizar los posibles resultados, pero me dice el más común de los sentidos, el sentido común, que el hecho de desar algo provoca que ese "algo" se haya acercado sustancialmente a nosotros. Si está más cerca es más fácil de alcanzar, evidentemente. El Oráculo es por eso espartano (broma clásica) a la hora de desear, porque una vez escrita la carta a los Reyes Magos, ¿quién es el listo que realiza un recurso de reposición?. Sus majestades de oriente, con ese empaque, impresionan, incluso a este humilde Oráculo. Esta mañana hablé con una de vosotras y me dijo que otra sin nombre no era feliz con su actual "costilla". Decir que debemos admitir que, cuando una det

Matar al mensajero

Lo estoy viendo venir.. ¿Y que te ha dicho, y que te ha dicho?.... Y cuando contamos que nos han dicho y no gusta, la culpa es evidentemente del mensajero. Este Oráculo es lo suficientemente independiente y ufano como para no deberse a tamaños juegos, avatares de tontos enamorados. El Oráculo dice lo que dice. El oráculo no miente, ni interpreta. El oráculo es sagrado, y si no te gusta, pues no acudas a él. ¿Quieres que te diga lo que quieres oir o quieres que te cuente lo que realmente opino de tu circunstancia?. Este oráculo no es mercenario. Se debe a sí mismo. Tu torpeza es sólo tuya, al igual que tu virtud. Sigue mi camino si así lo deseas, y si no, busca lindes alternativas, pero nunca, nunca, te atrevas a juzgarme porque este Oráculo da los consejos que jamás pide. El Oráculo de Delfos ha hablado.

De guerreros y espectadores

Esa manía nuestra de apropiarnos de aquello en lo que somos meros espectadores. Hemos ganado, hemos perdido, y en definitia sólo gana o pierde aquel que ha luchado contra los enemigos en la arena. El público debe jalear, arropar al contendiente, pero nunca debe perder la perspectiva de que el luchachor es ese al que, atónitos observan. El dolor es un compañero de viaje con gustos austeros y que tiende a la omnipresencia, pero al menos nos da compañía. Es peor no sentir nada. Cero grados, ni frío ni calor. Un dolor bien anclado entre el alma y el sentido común nos hace estar en guardia, respirar con más fuerza, aferrarnos a aquellas cosas que nunca deben olvidarse. Este humilde oráculo te pide dos cosas: No desprecies el dolor, aprende a conversar con él, que es muy sabio. Y no hagas tuya la lucha, se el mejor de los espectadores, el que incluso aplaude cuando la batalla parece perdida. El Oráculo de Delfos ha hablado.

De Oráculo a Celestina

A la pequeña mujer que busca al hombre malo que trae coca-cola. Si tu deseo es tal, no seré yo la que le ponga puertas al cielo. Si quieres probar si un hombre malo puede sucumbir a los encantos de una dulce vestal, te diré que lo creo posible, porque los hombres no son ni buenos ni malos, simplemente son hombres. No olvides que fue la Suma Sacerdotisa la que llevó al guerrero al templo de la vestal una tarde calurosa de verano. La suerte está echada. La Sacerdotisa no es responsable de las decisiones que tanto vestal como guerrero, tomen a partir de este momento. El futuro no está escrito. Buena suerte.

¿Para qué me pides consejo si no quiere oirlo?

Me pides consejo y yo te lo doy, pero con los ojos me dices que desde lejos te sobran las ganas de dejar de escucharme... que en tus sueños no tienen banda sonora y que además, son en blanco y negro. Dime que deseas, y el Oráculo de Delfos hablará hoy, en el día en que las nubes están roñosas y ya no mojan, pero que hace un frío que pela.

El Oráculo de Delfos ha hablado...

Tendencia mía, irresponsable como pocas, y tan extendida en estos días a dar consejos sin pensar, dando por sentado que el ajeno, el que tenemos frente a nosotros, es lo suficientemente cabal como para darse cuenta de que es un consejo baladí. Y luego viene el desasosiego que provocan expresiones tipo "hice lo que me dijiste, y no me fue mal".. y entonces el vértigo, porque le fue bien igual que le pudo ir mal, y tu consejo irresponsable corriendo como la pólvora, como un virus infernal comiéndose el tramado de la vida ajena, interfiriendo como una mala hierba.