CLICK Salgo a la calle y nada puede tocarme. Levitar sobre lo mundano que ya no me afecta por lejano. Caminar a cámara lenta y lamer mi reflejo en los cristales y en los ojos de los trapecistas de lo cotidiano. Me suda la piel un nombre. Se me cae de entre las piernas un calambre, el que me provoca besarte a escondidas, el que no deja de retumbarme los pezones de tiza. Enamorada. Loca y vencida. Y corro a tu casa, a tu pelo y al vaso en el que calmas tu sed porque soy tu agua. Tres timbres. Un voz lejana. Una palabra mal dicha o tal vez mal escuchada. Salgo a la calle envenenada. El odio me rasca las cuerdas vocales y me escarcha el útero. Camino entre los coches que pitan, entre los tufos volátiles de la ciudad que amarga. Y soy opaca y de acero y tu nombre no existe porque me lo he amputado de la piel a mordisco, escupiendo la sangre y la carne sobre los charcos llenos de agua podrida. Tres timbrazos. Una voz cercana. Salgo a la calle......
El fuego camina a mi lado, pequeña Perséfone