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Mostrando entradas de abril, 2011

RECETA DE LA TRANSMUTACIÓN

Para convertir plomo en oro, se necesita: - Una promesa de amor sincero hecha por casualidad. - Superpoderes informáticos. - Encontrar la dirección adecuada y plasmarla en formato microfilm de metraje contra el Doctor No. - Usar la zurda para quitarle responsabilidad a la diestra. - Fastidiarle la siesta a un inocente. - Desviarse una calle antes de la adecuada para despistar (las farolas tienen ojos). - Un guía tatuado. - Un 8 escondido. - Café con puntos. - El paso de las majorettes un domingo de primavera. - Un bebé que sonríe como sólo los bebés sonríen. - Crónicas hospitalarias. - Untar las prisas con azúcar refinada. - El tiempo que llega a tiempo de ponerlo todo en su sitio. - Una coleta verde y la otra azul. - Besos de mariposa. - Pasta con tomate. - Un beso pegajoso. Removido, no mezclado. Servir templado.

POR MAS QUE ME LLUEVAS

Por más que me lluevas no me oxidas porque mi brillo no es de este mundo. Por más que me truenes no me desarmas porque mi templanza viene de las estrellas. Por más que me grites no me asustas porque mi casa es mi fortaleza. Así que lluéveme una vida entera, con truenos y rayos belicosos. Que tus gritos se pierdan en el torbellino del viento de mi oscura melena cuando me giro, sonrío y la ira te desespera. Que mi camino es una vereda donde la hierba crece nueva y tierna mientras las espinas de tus hinojos me resbalan la piel de seda.

HACIENDO AMIGOS

Siento franca admiración por aquellos cuya inteligencia no resulta un decorado de corchopán con listones de madera que lo sostiene por detrás. Siento franca devoción por aquellos que no copian-pegan conocimiento ajeno, que lo elaboran durante horas como las avispas el barro de sus colmenillas. Me afloran los buenos sentimientos cuando pienso en los que trabajan no para el lucimiento y el latrocinio del mérito, sino por el placer de la misión cumplida. Se me lleva el alma de gozo cuando pienso que hay personas que no enarbolan la bandera del "Y yo más" cuando saben que ellos menos pero que se venden con lazos verdes y bombo con platillos con serpentina de doble tirabuzón. En paralelo, me hastían los sabiondillos de todo un poco cuyos egos pesan mas que sus culos pegados a la silla con loctite y que rellenan sus curriculum con heroicidades inventadas de salvadores de mundos imaginarios donde nadie los necesita, nadie los demanda a nadie benefician. Hartazgo tengo de

RACING RATS

Y se da la salida de la carrera de ratas donde todos los emperadores van desnudos. Los bichejos con sus cortas patitas y los dientes amarillos cargados de muerte salen despavoridos con los ojos desorbitados. El resto de animales miran asustados porque saben que ponerse delate de las peludas bestezuelas nos les traerá nada bueno y observan inmóviles el impulso de las cortas patitas que lleva en volandas a los grises roedores a la meta. No me refiero a ratas de laboratorio, esas que ofrecen su cuerpo a la ciencia aun ignorantes de su heróico porvenir, las ratas de las que yo hablo son esas que se alimentan de los deshechos en las alcantarillas, las que olisquéan la podredumbre y se relamen los bigotes animosas. Y gana la mejor (o peor, según se mire) de todas ellas. Y cuando sube al podium está tan embriagada que no se da cuenta de que no hay nadie aplaudiendo. El dibujo me lo ahorro por evitar malas digestiones a la hora de la cena.

GANA LA BANCA

La dueña del casino es una flamencona de pechos elevados y ojos desvelados. Le cae bien el rojo y dice ser amiga de Dios después de tantos años de confiarle sus miserias y sus deseos. La jefa del cotarro tiene las piernas fuertes de dar patadas a las puertas cerradas y come pasta los lunes para empezar la semana con ganas. La reina de la mesa sabe que siempre gana la banca y por eso no se preocupa, porque cambiarle el nombre a las cosas no las convierte en diferentes y la justicia divina, aquello que ahora rebautizaron como karma, la viene arropando los hombros pecosos desde que tomó el camino de lo que relumbra en una oscura encrucijada. Gastaron tanta cuerda para atar su destino que se olvidaron de hacerle nudo, y así, la generala de la corrala mastica chicle de menta mientras sus labios rojo putón enseñan una dentadura con Máster en profundas dentelladas. Y sonríe porque no se preocupa, porque la pelota en el tejado ha resbalado hasta el canalón y solita, solita, ha terminado por