Te quitan cosas. Es una situación inquietante. Te quitan tu forma de vida, te quitan tus sueños, te quitan la esperanza. Se las llevan a manos llenas, se la guardan amontonada en los bolsillos como billetes arrugadas cogidos aprisa de una caja furtiva.
La lluvia no ayuda, desde luego.
Y luego los tahúres. Más tarde los chamanes de todo a cien y los listos relistos que te prometen panacéas y misticismos inexistentes que se encierran en brebajes infames e insanos.
Es tiempo de prestidigitadores.
Es tiempo de vendedores de humo con traje de Armani.
Es tiempo de fonambulistas borrachos.
Me han robado. Me han atracado con toda la impunidad del mundo. Me han arrebatado lo mío porque dicen que no era mío, que era de todos. Y a mi, se me ha quedado cara de imbécil
La lluvia no ayuda, desde luego.
Y luego los tahúres. Más tarde los chamanes de todo a cien y los listos relistos que te prometen panacéas y misticismos inexistentes que se encierran en brebajes infames e insanos.
Es tiempo de prestidigitadores.
Es tiempo de vendedores de humo con traje de Armani.
Es tiempo de fonambulistas borrachos.
Me han robado. Me han atracado con toda la impunidad del mundo. Me han arrebatado lo mío porque dicen que no era mío, que era de todos. Y a mi, se me ha quedado cara de imbécil
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