De nuevo aquí, en casa, mi casa. Mi atalaya, mi reino, mi cojín y mi espada. De nuevo en casa. Buzón vacío alma llena. De nuevo ante mi hoguera.
Ha sido un viaje largo y tortuoso pero traigo regalos para todos.
Casi me descafeino pero por suerte sigo cubierta de óxido del bueno, del que no pudre, del que protege a las almas sin catalogar, como la mía.
Trabajo atrasado, letras esquivas que se escurren entre los esquejes de las madreselvas cortadas de cuajo.
De voluntad intacta a pesar de las embestidas. De irónico renqueo es el deseo que me lanza contra la puerta de mi morada, dándome de bofetadas para que no se me olvide que la llave encaja como encaja la pieza entre mis piernas forjada.
Trabada en la piel contraria. Fundida en el metal de las miradas mezquinas: las de las brujas sin gato ni escoba pero sin los 21 gramos de rigor, los orcos de popelín, los súcubos rosas y las serpientes descascabeladas. Este verano, se llevan cabezas de Hydra cercenadas. Póngame cuatro por no andar con tontadas.
¿Y el café?
Corto con desnatada fría y con edulcorante como para parame el corazón. Que si no?.
Tanta grava pateada y ni se me olvidó respirar ni como se afila una espada.
Comentarios
Bienvenida a casa :*
Con azúcar, que para amargarme ya está el resto del mundo.
Besos.
(Si te cruzas con mi luz de nuevo, mándala para casa.)
Intenso el blog.
Besos abisales