- Todas las personas que me rodean me decepcionan.
- Eso te pasa por rodearte de personas decepcionantes.
Fracasamos continuamente.
- Eso te pasa por rodearte de personas decepcionantes.

Ayer escuché que el éxito es la rara excepción al perpetuo fracaso en el que solemos vivir. De eso se trata. Tropezar una y otra vez para levantarnos con la ilusión de que algún día no tropezaremos y que ese día cambiará nuestro destino.
"Se puso el vestido negro por la cosa de que estilizaba. Se miró en el espejo y se pintó en cero coma porque los otros esperaban abajo. Los otros, a los que había tenido que ayudar a acicalarse estaban ahora refunfuñando porque ella tardaba en arreglarse. Porca miseria. Cuando salio a la calle pensó que la austeridad elegante y monocromática que adornaba los árboles de la calle Real, era augurio de cosas buenas. Se arrebujó un poco en el abrigo y miró al cielo. Por desgracia, no se veía ni tan siquiera una estrella. Llegó a la casa en la que iba a cenar. Alguien le preguntó a él que tal lo había pasado en las bodegas de ron y el sonrió tenso. Ella no sabía nada de aquella excursión. Le miró y supo que siempre mentiría. Mientras partía trocitos pequeños de carne para la polluela, su vista se nubló y pensó que, una vez más, había tropezado".
Quizás sea mejor asumir de antemano que lo más fácil es que nos decepcionen. Prueba a dejarte decepcionar como parte del trato en el que tú, probablamente, también resultarás una decepción para otros. Como cuando renegamos de recibir mensajes "aplantillados" en el que nos felicitan las navidades en serie, pero nos sentimos decepcionados si los ocupantes de nuestra agenda no lo hacen. O esa sensación de mala conciencia que nos invade cuando recibimos un mensaje que sabemos escrito únicamente para nosotros, pero cuyo remitente es un número que no conocemos. Sabemos que se trata de alguien que ha pensado en nosotros pero que nosotros hemos borrado de nuestra agenda, y entonces nos reconcome la curiosidad. Sería decepcionante preguntarle quien es, porque sabemos que el piensa que si que lo sabemos. Entonces contestamos con un mensaje neutro, de esos que igual valen para una monja de clausura que para un actor porno, por si es la tía de Valladolid o el macho alfa que nos comió el morro en Pentecostés...
Este Oráculo del todo irresponsable os invita a buscar la excepción escondida, a esperar el día en que, en la oscuridad de la noche, bajemos a hurtadillas al salón para encontrar (¿por qué no?) a unos magos de oriente dejando para nosotros un soplo de esperanza en forma de ilusión no aprendida.
Comentarios
El raton Perez
Qué sorpresa jajaja.
Quiero decir, este blog aún no está inaugurado. Todo está de prueba, y estoy haciendo el diseño poquito a poco.
¡Gracias por pasar igual! :)
Y por cierto, seguro que te quedan genial; la modelo de la fotografía ni siquiera tiene curvas :P
Pero entonces... si se es lineal en la comunicación, en los actos, en los hechos... Probablemente no se decepcione a nadie, pero puede que matemos de aburrimiento y tedio al que está a nuestro lado.
Sé que con la virtud más grande del mundo, y que muy pocos poseen, se vence a la Decepción: La Paciencia... Sabemos que muchas veces nos aventuramos a sacar conclusiones precipitadas de cuestiones que no cuadran en nuestra agenda, pero que a veces y "realmente" carecen de sentido y significado para esa parte contraria que omite información absurda.
Si te han decepcionado es porque creías en esa persona. Y estoy segura, de que si tú has depositado espectativas... es porque merecía y merece la pena.
Da cuerda...
La Diosa del Amor.
- Eso te pasa por rodearte de personas decepcionantes.
Buenísimo.
El problema de dejarse decepcionar es que tienes todas las de resultar decepcionante. Y eso es difícil de digerir para alguien que huye de todo ello. Un beso. (Te pongo en mi lista)
juro que será la última vez.
esta noche me acaba de pasar la 77ava vez.
Yo también trato de NO decepcionarme por nada ni por nadie; pero es difícil... Cuando se depositan ilusiones, espectativas, deseos...., es decir cuando se está vivo y además se está con intensidad, sin pasar de puntillas por las cosas; resulta fácil que cuando no se cumplan las espectativas, llegue la decepción. Esto sí es controlable... a veces. Pero estoy cansada de tener que estar al tanto de todas las variables, para no llegar a ese sentimiento triste.
Por muy calculador, metódico, técnico o empírico, que se trate ser, prefiero de vez en cuando tener esos azotes y ramalazos de sentimientos humanos; estoy cansada de controlar.
Lo más decepcionante es no vivir, no sentir, no dejar nada al azar, por no padecer, por no sufrir...
Difícil es el camino a la felicidad absoluta; y eso son ramalazos de tiempos diminutos. Prefiero quedarme con la felicidad completa; que esa está en la serenidad propia.