
Mañana se acaba el año. El de verdad, no el marcado por el calendario, sino el que nos hace hacer balance del curso, del trabajo de la vida llevada desde septiembre, cuando empezó de nuevo la rueda a girar. Cierro mes, libro, caja, maleta. Me disfrazo de persona que se va de vacaciones y meto en la maleta trapos de colores que en cualquier otra circunstancia me harían abrir los ojos desmesuradamente. Me imagino sentada en la playa, a la caída del sol, con las gafas enormes y oscuras y el sombrero de paja que este año Zara ha decidido que se lleve. Bañador negro TCN, o quizás bikini brasileño según al autoestima. Me imagino, ya digo, con las rodillas flexionadas, abrazadas por los brazos ya bronceados. Suspiro de satisfacción. La pequeña ciruela rebozada en arena gritando que hay un bicho hace que la ensoñación pase de ser una publi de un anuncio de cerveza a uno de protección solar infantil, pero no importa. Es vida. La mía. La que no cambiaría por ninguna.
Cuando vuelva seré la misma aunque serán nuevos los propósitos: ir mas al gimnasio, acabar la carrera o inventar nuevas formas de sacarle rendimiento a las cositas que patinan en mi cabeza.
Haciendo balance me he dado cuenta de que este año he hecho grandes cosas en formato pequeño: algunas andan por pulir, pero en general estoy muy satisfecha. Decidí ser un tiburón que nadara con las rémoras justas, a tenor de los acontecimientos, creo que lo he conseguido.
He pasado mi minimalismo exterior a la decoración de mi alma. No quiero falsos complementos, no quiero pulseritas copiadas que sólo pesan y que ni siquiera me gustan. Para ególatra yo. El resto.... el resto que busque empleo en otra alma menos firme.
Gracias a todos los que me habéis husmeado. Os traeré las conchas que pequeña ciruela meta en su cubo de plástico rosa.
Comentarios
Estaré impaciente por tener una de esas conchas que recogerá pequeña ciruela.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que el balance se hace en verano y los propósitos se dejan para después de este, yo misma ya tengo un montón para cuando llegue de esas ansiadas vacaciones que llevo esperando un año, empezar con fuerza con todas esas cosas que tengo que hacer y no dejarlas pasar.Y no dudes que yo también me pondré a lo Beckham en la playita...
En el fondo como yo también soy un poco pequeña ciruela te traeré una concha para darte las gracias.
Hasta pronto!!!
Te escribo desde la terraza de mi casa. Yo también estoy disfrutando de las vacaciones y el verano empieza a hacer mella en mi piel, cada día un poquito más tostada. Pero he de decirte que estoy en un vacío existencial muy grande, causado por la ausencia de acontecimientos que corrompan mi alma, por lo que estoy escribiendo escasamente poco. Muchas preguntas se abren paso en mi mente, y en estos momentos me gustaría que tú, Oráculo, no estuvieras de vacaciones, para contestármelas todas. Pero he de ser paciente y esperar tu regreso, o algo mejor, encontrar yo misma las respuestas, aunque siempre es todo más agradable cuando estás de por medio facilitándome la vida. Un beso, y disfruta de tu descanso.
Suerte.