Ir al contenido principal

BIZCOCHOS ASESINADOS


SECUESTRAR BIZCOCHOS PARA DEJARLOS MORIR.

Se empieza por secuestrar cubanitos, bizcochos de anis. Los guardas pensando que son todos tuyos y que no quieres ver como los demás los comen porque disfrutan con ellos y la mañana se les hace menos pesada.

Tienes cientos de ellos, QUE NO SON TUYOS QUE SON DE TODOS,  pero te obsesiona la idea de que se acaben engullidos por las boquitas ávidas de los demás. Empiezas por guardarlos en una bolsa con excusas absurdas y los  escondes en tu secreter privado. Gruñes cuando alguien se acerca porque son tuyos y sientes el poder de los bizcochos cubanitos que te enaltece. Giras y volteas porque atesoras aquello que los demás añoran y te ríes, te carcajeas porque sólo tú tienes la llave de la alacena.

A la mañana siguiente te envarga la satisfacción al saber que la búsqueda de los golosos es infructuosa porque sólo tu comerás bizcochitos cubanitos de anís, y de tanta alegría se te pasa la mañana y no los pruebas. Mañana los comerás a escondidas y luego dejarás el papel y las migajas a la vista de aquellos a los que les evocan tiempos mejores. Pero abrir el armario es peligroso, no vaya a ser que se cuele la vida en él y se los coma, porque eso, un día más, los bizcochos siguen guardados.

Se han puesto de moda las galletas de canela. Las trae la muchacha que se comía tus bizcochos con fruición y hoy ni siquiera los recuerda. Cada mañana un buen puñado de galletas caseras. Míralas, las de los ojos chisposos y las nalgas prietas, como se ponen de canela las muy cerdas y ya nadie se acuerda de los cubanitos. Ha llegado el momento. Corres al amario y de la bolsa extraes.... el polvo de lo que fueron bizcochos y ahora es tierra.

Asesina de bizcochos secuestrados, no puedes admitir que te mueres por una galleta de canela.

Comentarios

Darío ha dicho que…
Déjalos tranquilos en la cueva donde yacen secuestrados.
llamameloca ha dicho que…
No sin mi bizcocho!!!
Mi reino por un bizcocho!
LÁSTIMA QUE DE TANTO BIZCOCHEAR NOS HAYAMOS VUELTO INAPETENTES AL BIZCOCHO.

Entradas populares de este blog

LEYENDO OLORES

Huelo cartas, sobre, formularios, fotocopias… Acerco mi nariz a ellas y les encuentro la huella del que la completó para mí. Las hay que huelen a tristeza. Es un olor apenas formulado, suele tener un tacto frío. Los documentos que huelen a prisa suelen estar doblados y la tinta de la impresora de chorro aun está fresca. Luego están los que huelen a casa, a cebolletas por haber compartido la bolsa de la compra, a salsa de soja, a especias los de aquellos que están aquí pero son de allí. Los hay que huelen a calor humilde, a fogón antiguo, documentos ahumados como aquellos que los traen con sus ropas gordas, invernales , y las manos ásperas de trabajar mucho muchísimo. Hay papeles que huelen a perfume empalagosos, dulzones. También hay h ojas que huelen a colegio, a sacapuntas , a goma de borrar, a bolis de colores. Los hay mejor o peor vestidos. Envueltos en fundas de plástico , en sobres demasiado pequeños o demasiado grandes, en carpetitas de publicidad, en carpetas de gomas f...

MARCAR TERRITORIO

Animalitos territoriales. Lamiéndose la pata en lo alto de la empalizada mientras otean su reino ante la incertidumbre de cuanto durará la calma antes de que, de nuevo, un nuevo bichito entre a hurtadillas y pretenda alzar la meada contra un tronco recóndito, inundando de su esencia todo el rincón, con el viento como cómplice hasta que las uñas, en todo lo alto, devuelva el honor al defenestrado... o no...

AL MENOS UN CORAZÓN

Tengo un vestido verde robado. Sirve para disfrazarse o mimetizarse con el entorno. Me lo puse y salí a la calle sin verme. No me gustan los espejos porque se quien duerme en ellos. - El pelo recogido te hace más interesante. - Cierto. Suelto simplemente me hace. No pude evitar echar un vistazo rápido a mi reflejo en los escaparates. Lo hice agazapada en la espesura para no invitar al que duerme en todos los reflejos a que entraba en mi. Olía a nuevo (es un olor de color plata que a veces en lugar de oler tintinea). - Es muy verde - dijo A. - Es igual que otro que ya te vi- dijo B. - Algo corto- dijo C. - ¿ Y qué esperais?- contesté yo - es un disfraz. La pequeña ciruela verde me dejó su broche. Era de plástico rojo con el fondo escocés y forma de corazón. Lo coloqué por azar en mi pecho, hacia la izquierda. - Bonito vestido -dijo D - ¡Lleva un corazón!. Asentí. - Que bien - prosiguió -Así al menos tendrás uno. Vaya con la máscara. Tanto tiempo la llevé que se ha incorporado a mi. Sonr...