Por más que me lluevas no me oxidas porque mi brillo no es de este mundo.
Por más que me truenes no me desarmas porque mi templanza viene de las estrellas.
Por más que me grites no me asustas porque mi casa es mi fortaleza.
Así que lluéveme una vida entera, con truenos y rayos belicosos. Que tus gritos se pierdan en el torbellino del viento de mi oscura melena cuando me giro, sonrío y la ira te desespera.
Que mi camino es una vereda donde la hierba crece nueva y tierna mientras las espinas de tus hinojos me resbalan la piel de seda.
Comentarios
Lo más importante en esta vida es saber mantenerse de pie sin siquiera tambalear. Veo que sabes cómo hacerlo, y por eso escribes lo que escribes.
Besos envidiosos de una post-adolescente desencantada con la vida.
Siempre me quedará la risa.
Bienvenidos al templo.
¿En vez de que te resbale has probado a darle unos mordisquitos? ^^