Ir al contenido principal

STILETTOS


El doliente placer del stiletto es tu mirada no encontrada a pesar del totémico esfuerzo de ser buscada.

- ¿Puedes con esos zapatos?.
- Claro - contesto - son domesticables y flexibles porque son de piel de marido.
- Que chula te pones.
- Si fuera pose tendría remedio.
- Políticamente incorrecto - me acusas con tu dedo largo y estrábico.
- Hasta el imponderable estoy yo de la dictadura ésta de lo que se puedo o o decir por políticas declaradas correctas por caras sin rostro que ni me auspician ni me regresan.


Y me marcho y te quedas mirando mi camino en la acera tachonada de errores ajenos. El sonido de las cerdas de frío acero rasca la superficie esmerilada del otoño. Este otoño. Otoño sin hojas muertas ni brujas verdes que sobrevuelan las altas nubes al amparo del tan traído y llevado estramonio. La pólvora hemos inventado. La fórmula de la Coca-Cola a subasta en ebay.

Y las correas de las camisas de loca que embotan las nubes se desgajan desmigando el agua contra mi pecho, tu cara, mi espalda y el frío aun  no llegado de esta estación que avanza.

Comentarios

Darío ha dicho que…
Cuánta clase suda usted...
LuZe ha dicho que…
No sé si desear que me encuentre con esa flexible piel de marido.
Me conformo con que no mute la piel de mi amante.

Oh, oráculo, te he añorado en esta desastrosa estación augusta.
llamameloca ha dicho que…
Las hojas secas caerán, las brujas verdes no lo sabemos.
Las dictaduras continuarán, aunque las cambien de cara y de nombre.
El otoño llegará... im-pepin@-ble.
Y habrá que estrenar zapatos para no mojarse lo deditos en los charcos.
¡A amaestrarlos toca!

[Predicciones que se cumplirán solo con permiso del Oráculo]
Agosto es un mes ausente. El calor me borra el rastro mientras lo piso. Aunque yo he estado "carente" en general, he disfrutado de vuestras letras que me han hecho el mes menos absurdo. Gracias!

Entradas populares de este blog

LEYENDO OLORES

Huelo cartas, sobre, formularios, fotocopias… Acerco mi nariz a ellas y les encuentro la huella del que la completó para mí. Las hay que huelen a tristeza. Es un olor apenas formulado, suele tener un tacto frío. Los documentos que huelen a prisa suelen estar doblados y la tinta de la impresora de chorro aun está fresca. Luego están los que huelen a casa, a cebolletas por haber compartido la bolsa de la compra, a salsa de soja, a especias los de aquellos que están aquí pero son de allí. Los hay que huelen a calor humilde, a fogón antiguo, documentos ahumados como aquellos que los traen con sus ropas gordas, invernales , y las manos ásperas de trabajar mucho muchísimo. Hay papeles que huelen a perfume empalagosos, dulzones. También hay h ojas que huelen a colegio, a sacapuntas , a goma de borrar, a bolis de colores. Los hay mejor o peor vestidos. Envueltos en fundas de plástico , en sobres demasiado pequeños o demasiado grandes, en carpetitas de publicidad, en carpetas de gomas f...

AL MENOS UN CORAZÓN

Tengo un vestido verde robado. Sirve para disfrazarse o mimetizarse con el entorno. Me lo puse y salí a la calle sin verme. No me gustan los espejos porque se quien duerme en ellos. - El pelo recogido te hace más interesante. - Cierto. Suelto simplemente me hace. No pude evitar echar un vistazo rápido a mi reflejo en los escaparates. Lo hice agazapada en la espesura para no invitar al que duerme en todos los reflejos a que entraba en mi. Olía a nuevo (es un olor de color plata que a veces en lugar de oler tintinea). - Es muy verde - dijo A. - Es igual que otro que ya te vi- dijo B. - Algo corto- dijo C. - ¿ Y qué esperais?- contesté yo - es un disfraz. La pequeña ciruela verde me dejó su broche. Era de plástico rojo con el fondo escocés y forma de corazón. Lo coloqué por azar en mi pecho, hacia la izquierda. - Bonito vestido -dijo D - ¡Lleva un corazón!. Asentí. - Que bien - prosiguió -Así al menos tendrás uno. Vaya con la máscara. Tanto tiempo la llevé que se ha incorporado a mi. Sonr...

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

  No puedo pensar en lo sorprendente y lo sencillo que resulta vivir casi siempre: se vive sin querer y a pesar de no ponerle demasiado empeño al asunto la mayor parte del tiempo. No puedo pensar en lo frustrante que será el día que descubra que ya no hay más créditos ni más monedas y ya no me queden vidas de gato ni de nada que resucite aunque sea de mentira. Recuerdo haber pasado por todos los cuentos que pensaba pertenecían a otros personajes y disfrutar de cada una de sus victorias y también sus derrotas de cuento. Agradezco los maquillajes en los morados que me quedan fruto de todas esas  peleas imaginarias que mantuve inútilmente con cada uno de los fantasmas a cuyas sábanas me así con la desesperación de las últimas oportunidades. Me quedo con el agua. El agua siempre limpia, refresca, calma y sirve para hacer infusionar el té. - ¡Que le cooooorten la cabeza! - dijo la reina. Y yo me retiré el pelo de la nuca y me puse a cuatro patas, las de morir, se entiende, que no l...