Pálido...
Níveo ante el espejo roto del tiempo injusto que yaga la esperanza, el villano busca en los ojos perdidos de su maltrecho reflejo el amor caduco que fue sin permanecer.
Blanco. Fantasma de hielo cansado mientras dibuja en el anverso de una llama la figura de inocencia plagada que fue en un día del atrás aquella a la que, en secreto, amaba.
Claro de luna en la boca cicatrizada de besos que no fueron ni serán y que en polvo de adormidera se mudan en lanzas.
Y ella en su alta torre de ponzoñosos espinos rodeada sonríe sabiendo que en algún lugar un alma negra ya nunca será blanca sin la luz que de su arpa brama.
Níveo ante el espejo roto del tiempo injusto que yaga la esperanza, el villano busca en los ojos perdidos de su maltrecho reflejo el amor caduco que fue sin permanecer.
Blanco. Fantasma de hielo cansado mientras dibuja en el anverso de una llama la figura de inocencia plagada que fue en un día del atrás aquella a la que, en secreto, amaba.
Claro de luna en la boca cicatrizada de besos que no fueron ni serán y que en polvo de adormidera se mudan en lanzas.
Y ella en su alta torre de ponzoñosos espinos rodeada sonríe sabiendo que en algún lugar un alma negra ya nunca será blanca sin la luz que de su arpa brama.
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