
El síndrome de Stendhal es una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo, confusión e incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a una sobredosis de belleza artística.
Tiene esta denominación por el famoso autor francés del siglo XIX, Stendhal (seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien dio una primera descripción detallada del fenómeno que experimentó en su visita en 1817 a la Basílica de la Cruz en Florencia, y que publicó en su libro Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio:
"Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme"
Hoy es cada mañana. Nazco con los ojos aun pegados por la resina que fluye de los sueños y la miro sin parpadear. Mi corazón peta de felicidad, bota y rebota en mi pecho cansado. Hoy tenía el flequillo trasquilado y la promesa almendrada bajo los párpados serenos. Me falta el aire y no cabe mas en mis esponjas pulmonares . La belleza de su piel, su pelo, la promesa apenas formulada en sus manos relajadas, me lleva a pensar que voy a morir de gozo.
Pero me recupero.
Levanto la persiana y descubro que llueve otra vez.
Es lunes y ella es el tesoro que nadie podrá arrebatarme.
Comentarios
"Uno se cree
que las mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.
Como un ladrón
te acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve."
Serrat.
Nuestro Stendhal de diario, ese, el Stendhal perteneciente a esos pequeños detalles para los demas, para los inexpertos de las realidades vitales que nos hacen soportar que sea lunes y que ademas llueva.
Aquellos a los que su Stendhal, les hace perder el equilibrio al notar que el tiempo pasa, creando belleza, moldeando aquel tesoro que nadie nos arrebatará. Pero que cambiara poco a poco, casi de forma inapreciable, pero constante. No al compás del 1,2,3 si no al compás del 24, 25, 26, 27.. como crecen.
Esa belleza, que nos permite disfrutarla en sus mil formas, belleza solo entendible por nosotros mismos, belleza no compartida, belleza privada, sutil, sencilla, de gestos, de miradas, esa belleza que por fin te hace entender esa frase tan elocuente:
"Cuando seas padre, comeras Huevos". (esta creo que no es de Stendhal).
Talipon.
Y la verdad, las distancia es directamente proporcional a tu recuerdo. Cuanto mas lejos estoy, mas me acuerdo de ti.
Solo me falta buscar un hueco aqui cerca para no añorarte tanto.
Un besazo.
Talipon.
Esto aquí mismo. Aunque he decirte que no hay distancia mayor que la ausencia, y que en mi caso, es lo que me hace brillar. De lejos soy grande, paradójicamente pequeña cuando te acercas.
Hace algunos días que no me deleita con algunas de sus reflexiones, algunas de ellas, a las que me gojo como un niño a la mano de su madre.
La verdad y siendo sincero con Ud., leyendola he aprendido, que no basta con leer las ideas plasmadas negro sobre blanco una sola vez, descubriendo ideas nuevas entre cada una de las lineas, cada vez que te dejas llevar por la sutileza, rotundidad o belleza que expresa.
La echo de menos.
Talipón.
Los mareos que se siente ante lo sublime,
hace tiempo que nadie consigue que me maree...
No será por ganas :)
Me he escondido en una cueva. He reflexionado y he salido, pero no llena de conocimiento, sino con la certeza de que mi ausencia de él es una pesada losa. Yo también extraño sus palabras cuando no están.