Empecinada en terminarme esta noche "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera.
Esta manía tan nuestra de mitificar aquello que no nos termina de gustar pero que le gusta al resto.
Hacer de lo tremebundo una doctrina.
No se trata tanto des ser como del parecer.
Parecer profundo es mucho más importante que serlo.
Si da risa no es profundo.
Si subyuga si.
Está escrita con primor. La inteligencia se escurre por las páginas cerradas del libro como la mermelada de un sandwich con mucha mantequilla.
Y en mi ignorancia los protagonistas me parecen cuatro gilipollas, sufre que te sufre todo el rato sin causa conocida o merecida para sentirse tan atormentados.
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Tetas, culos y un perro con el nombre imposible de Karenin. Bragas y un frío de pelotas que te quitan las ganas de follar durante un mes.
La obra maestra de Kundera es un "tupper" lleno de un sufrir empalagoso que de puro frío ni se pudre ni huele a nada. Es caviar iraní en lo alto del Everest, cuando se echa de menos un potaje. Culpa, sexo, celos, mas culpa, mas sexo, equivocarse todo el rato y no dejar de quejarse por dentro por lo insoportable de su levedad.
Mezcla una invasión ilegítima, la zozobra de la represión política, sexo frío como un sandwich de mortadela envuelto en albal, en la nevera, almas torturadas por toda clase de estupideces existenciales que de puro aburrimiento no sabes ni que les pasa y paisajes otoñales sin una puta flor y tendrás una obra maestra. Una única sonrisa habría bastado para arruinar tal catalogación.
Reiterando el primor con la que está escrita desde esta plataforma que es mi casa, mi república independiente, manifiesto que las tías se desnudan mucho, los tíos poco, que Praga es mas bonita en primavera y que no por ello pierde un ápice de intensidad. Que a estos cuatro palanganas les sobra gesto compungido y les falta el espíritu de Berlanga, porque no puede haber una obra que hable de amor y belleza que, perdida en su esfuerzo de definir los conceptos, acabe por descuartizarlos.
Chuminás camperas en do mayor, pero desde el respeto, como no. (Haciendo amigos, eso soy yo). Yo, me quedo con "La vaquilla".
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