La dueña del casino es una flamencona de pechos elevados y ojos desvelados. Le cae bien el rojo y dice ser amiga de Dios después de tantos años de confiarle sus miserias y sus deseos.
La jefa del cotarro tiene las piernas fuertes de dar patadas a las puertas cerradas y come pasta los lunes para empezar la semana con ganas.
La reina de la mesa sabe que siempre gana la banca y por eso no se preocupa, porque cambiarle el nombre a las cosas no las convierte en diferentes y la justicia divina, aquello que ahora rebautizaron como karma, la viene arropando los hombros pecosos desde que tomó el camino de lo que relumbra en una oscura encrucijada.
Gastaron tanta cuerda para atar su destino que se olvidaron de hacerle nudo, y así, la generala de la corrala mastica chicle de menta mientras sus labios rojo putón enseñan una dentadura con Máster en profundas dentelladas.
Y sonríe porque no se preocupa, porque la pelota en el tejado ha resbalado hasta el canalón y solita, solita, ha terminado por aterrizar en otro tejado menos mágico.
Y se recoloca la melena que en churretes le enmarca las arrugas de los ojos porque sabe que esta noche, de nuevo le llueve la ganancia.
PD. Experiencia en tres fases: Desánimo, ira y ataque de risa.
Comentarios
De lo contrario, el ancla se irá al fondo, y con ella todas las ganancias.
Es más, las ganancias se convertirán en pérdidas, pues habrá que invertir en bucear en busca del ancla, o comprar un ancla nueva...
Y mientras buscamos el ancla, nuestro barco irá a la deriva, sin poder fondear en puerto, con el riesgo añadido de que encalle en los ocultos arrecifes.
Y todo por olvidarnos del nudo...
Con lo fácil que habría sido hacer el nudo primero...
Manía de complicar aquello que es fácil tiene la gente...
En cuanto a la Justicia Divina decir que existe, que siempre llega aunque nos parezca que es tarde y siempre hace bien su trabajo, aunque en esos momentos no lo veamos. Solo hay que ser paciente (que no enfermo aumedicado)