Al parecer existe una raza de peregrinos harto peligrosos. Por si acaso, estaremos atentos.
Y es que todo depende del contexto.
Te estoy dando las largas desde antes incluso de que me puedas ver.
Te doy las largas para que me mires y no exista nada mas. Las largas para que sepas que te vas a encontrar un peligro a dos curvas de distancia.
Largas intermitentes, impertinentes y beligerantes.
Largas de las que congelan los instantes.
Y cuando consigo tenerte a tiro me tiembla el dedo porque ya no quiero que me veas, que lo que quiero es esconderme en el agujero de la indiferencia ajena.
Señales brumosas en una carretera sin asfaltar una noche de luna nueva.
Encajes, liguero y sombra oscura. Tercipelo en las paredes de mi esperanza y cabecero de latón dorado para que me dejes amarrada. Largas en carretera cerrada. El brillo del neón por la ventana te da alas y entonces me llevo la mano a la boquita en forma de O perfecta y protesto airada:
- Usted se confunde caballero.
- Me confundiría si usted fuese una señora.
Comentarios
:)
Aunque luego, en las distancias cortas, no queramos desbloquear las puertas...
listas, re-listas