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UP-DOWN


Se equivoca el que achaca su estado de amargura a la felicidad ajena.

- Claro, si tu tuvieses lo que tengo yo encima...

Y no niego que hay pesos insoportables, pero no sonríe mas el que nunca cayó, sino el que a fuerza de hacerlo aprendió a precipitarse al suelo con cierto grado de elegancia y que dominó como nadie al arte de sacudirse el polvo de la vestimenta con el gracejo de una bailarina clásica.

El miedo a tropezar amputa el paso y sin paso no hay camino hacia ningún lado y te conviertes en estatua de sal que, poco a poco, se degrada con el viento hasta desmoronarse, desaparecer de la presencia y la memoria.

Polvos fosforíticios de melaza almizclera, papelinas de belcanto y volutas de plomo fundido a cero grados. ¿Quién me quita el resuello de la carrera en esta tormenta brava de primavera?.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Estoy totalmente de acuerdo (qué raro, no?).
Es mucho más importante aprender a levantarse que a no caer, porque tarde o temprano caemos tod@s, es muy difícil no tropezar o no perder nunca el equilibrio (pero algunas hemos visto aterrizajes impresionantes, en plancha ..., y hemos visto a esa persona levantarse y reirse de la caida).
llamameloca ha dicho que…
Bueno... es que aprender a reirse de uno mismo, es casi tan importante como aprender a levantarse.

Es fácil decir aquello de "al mal tiempo, buena cara". Lo difícil es ponerlo en práctica.
Darío ha dicho que…
Me gusta mucho. Ciertamente, hay que tener clase para caer, y con eso, ya tenés media vida en el bolsillo. Un abrazo.
La sonrisa de Hiperion ha dicho que…
El resuello hoy en día nos lo quita casi cualquier cosa...


Saludos y feliz sábado.

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