Ir al contenido principal

EXORCISMO



Sal.
De mi.
De nos.
De mañana.
Sal.
Sal por ti mismo que si no corres el riesgo de licuarte en mi sangre y luego.¿Qué harás?. Volatilizarte.

Vete.
Fuera.
Lárgate de mi sudor.
Hoy.
Te advierto como novicia de este paso cambiado porque si cierro con llave olvidarás que fuera está tu casa.

Cierra.
Chapa.
Ayer a mas tardar.
Debes saber que con una rendija me basta para colarme hasta la cocina de tus ganas.

¿Y entonces?

Entonces ya no es opción porque soy el aire que por dentro de desgarra.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Si, si, Sal más pronto que tarde, mejor ayer que mañana...........
Pero la novicia que ejerce de madre superiora, no quiere salir, sólo quiere gastar suela de zapatos subiendo y bajando (si es que no puedo resistirme a comprarme los nuevos zapatos rojos de tacón de aguja, será Putón!!!.
Mientras los demás seguiremos la estela que dejan las hojas del árbol rojo, como pulgarcito, porque sabemos que al final del camino encontraremos el árbol.
Un árbol grande y frondoso, lleno de vida y que da consuelo y paz.
Anónimo ha dicho que…
El amor es tan licuante y volatilizante!
llamameloca ha dicho que…
El amor...
¿cuatro letras ordenadas al azar? o ¿la energía que mueve el mundo?

Qué miedo da amor...
El amor es un combustible brutal, volcánico, como el café que pides templado en los bares

Entradas populares de este blog

LEYENDO OLORES

Huelo cartas, sobre, formularios, fotocopias… Acerco mi nariz a ellas y les encuentro la huella del que la completó para mí. Las hay que huelen a tristeza. Es un olor apenas formulado, suele tener un tacto frío. Los documentos que huelen a prisa suelen estar doblados y la tinta de la impresora de chorro aun está fresca. Luego están los que huelen a casa, a cebolletas por haber compartido la bolsa de la compra, a salsa de soja, a especias los de aquellos que están aquí pero son de allí. Los hay que huelen a calor humilde, a fogón antiguo, documentos ahumados como aquellos que los traen con sus ropas gordas, invernales , y las manos ásperas de trabajar mucho muchísimo. Hay papeles que huelen a perfume empalagosos, dulzones. También hay h ojas que huelen a colegio, a sacapuntas , a goma de borrar, a bolis de colores. Los hay mejor o peor vestidos. Envueltos en fundas de plástico , en sobres demasiado pequeños o demasiado grandes, en carpetitas de publicidad, en carpetas de gomas f...

AL MENOS UN CORAZÓN

Tengo un vestido verde robado. Sirve para disfrazarse o mimetizarse con el entorno. Me lo puse y salí a la calle sin verme. No me gustan los espejos porque se quien duerme en ellos. - El pelo recogido te hace más interesante. - Cierto. Suelto simplemente me hace. No pude evitar echar un vistazo rápido a mi reflejo en los escaparates. Lo hice agazapada en la espesura para no invitar al que duerme en todos los reflejos a que entraba en mi. Olía a nuevo (es un olor de color plata que a veces en lugar de oler tintinea). - Es muy verde - dijo A. - Es igual que otro que ya te vi- dijo B. - Algo corto- dijo C. - ¿ Y qué esperais?- contesté yo - es un disfraz. La pequeña ciruela verde me dejó su broche. Era de plástico rojo con el fondo escocés y forma de corazón. Lo coloqué por azar en mi pecho, hacia la izquierda. - Bonito vestido -dijo D - ¡Lleva un corazón!. Asentí. - Que bien - prosiguió -Así al menos tendrás uno. Vaya con la máscara. Tanto tiempo la llevé que se ha incorporado a mi. Sonr...

ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

  No puedo pensar en lo sorprendente y lo sencillo que resulta vivir casi siempre: se vive sin querer y a pesar de no ponerle demasiado empeño al asunto la mayor parte del tiempo. No puedo pensar en lo frustrante que será el día que descubra que ya no hay más créditos ni más monedas y ya no me queden vidas de gato ni de nada que resucite aunque sea de mentira. Recuerdo haber pasado por todos los cuentos que pensaba pertenecían a otros personajes y disfrutar de cada una de sus victorias y también sus derrotas de cuento. Agradezco los maquillajes en los morados que me quedan fruto de todas esas  peleas imaginarias que mantuve inútilmente con cada uno de los fantasmas a cuyas sábanas me así con la desesperación de las últimas oportunidades. Me quedo con el agua. El agua siempre limpia, refresca, calma y sirve para hacer infusionar el té. - ¡Que le cooooorten la cabeza! - dijo la reina. Y yo me retiré el pelo de la nuca y me puse a cuatro patas, las de morir, se entiende, que no l...