No cabe foto ni adorno. Sólo silencio ante la parca que ruge, tiembla y zozobra y se lleva, como siempre, la vida de los ya desheredados. La parca carroñera se ceba en lo fácil. 10.000, 100.000 muertos. La cabeza nos gira en el torbellino que protege nuestra cordura. Las cifras son sólo cifras, no sentimos más dolor por una cifra u otra, pero la parca ahora es la reina de la montaña y Haití, de nuevo, tierra de polvo muerto. Joder, que cosas.
Huelo cartas, sobre, formularios, fotocopias… Acerco mi nariz a ellas y les encuentro la huella del que la completó para mí. Las hay que huelen a tristeza. Es un olor apenas formulado, suele tener un tacto frío. Los documentos que huelen a prisa suelen estar doblados y la tinta de la impresora de chorro aun está fresca. Luego están los que huelen a casa, a cebolletas por haber compartido la bolsa de la compra, a salsa de soja, a especias los de aquellos que están aquí pero son de allí. Los hay que huelen a calor humilde, a fogón antiguo, documentos ahumados como aquellos que los traen con sus ropas gordas, invernales , y las manos ásperas de trabajar mucho muchísimo. Hay papeles que huelen a perfume empalagosos, dulzones. También hay h ojas que huelen a colegio, a sacapuntas , a goma de borrar, a bolis de colores. Los hay mejor o peor vestidos. Envueltos en fundas de plástico , en sobres demasiado pequeños o demasiado grandes, en carpetitas de publicidad, en carpetas de gomas f...
Comentarios
Que triste es todo...
Saludos de neuvo año.