Pues no me veas pequeña, porque no lo soy. Soy tan grande por dentro que tiendo al infinito.
Estas pierna de poca alzada son columnas.^¿Y tú?. ¿Puedes decir lo mismo?.
Eres grande, fuerte, poderoso, pero soy yo la que te sujeta una y otra vez, la que te alza tras hincar la rodilla en el polvo del camino.
Este brazo mío no parece gran cosa. Es un brazo recio pecoso y con vello rubiáceo. Pero nunca olvides que ha sido este brazo mío sobre el que has llorado todas las veces del mundo y las que vendrán, porque si algo tengo claro en este momento, es que mi tesón es mayor que tu desgana, y que me anclaré con fuerza en este monte perdido para que puedas lanzarte al vacío sin estrellarte, porque estás unido a mi cintura por este cable invisible que todo lo puede.
Yo no soy una sirena de cabellos dorados.
Tampoco una ninfa flexible indolente en tu regazo.
Yo soy la que se sube las mangas de la camisa y te dice: ¿Por dónde empiezo?.
Estos son también mis pies. Un 37 sin pretensiones. Blancos como la nieve, eso si. Pues estos que miras de reojo son los que recorrerán todos los laberintos hasta llegar a tu lado.
Soy la que espanta los fantasmas que duermen bajo tu cama de cerezo.
También la que te limpiará los mocos si se te acaban las fuerzas y las mangas.
Soy muy poco para ti ahora.
Mañana mi nombre será tu almohada y mis ojos tu sueño reparador.
Protesta cuanto quieras. Quererte es mi empeño mas tonto, pero empeño al fin y al cabo.
Estas pierna de poca alzada son columnas.^¿Y tú?. ¿Puedes decir lo mismo?.
Eres grande, fuerte, poderoso, pero soy yo la que te sujeta una y otra vez, la que te alza tras hincar la rodilla en el polvo del camino.
Este brazo mío no parece gran cosa. Es un brazo recio pecoso y con vello rubiáceo. Pero nunca olvides que ha sido este brazo mío sobre el que has llorado todas las veces del mundo y las que vendrán, porque si algo tengo claro en este momento, es que mi tesón es mayor que tu desgana, y que me anclaré con fuerza en este monte perdido para que puedas lanzarte al vacío sin estrellarte, porque estás unido a mi cintura por este cable invisible que todo lo puede.
Yo no soy una sirena de cabellos dorados.
Tampoco una ninfa flexible indolente en tu regazo.
Yo soy la que se sube las mangas de la camisa y te dice: ¿Por dónde empiezo?.
Estos son también mis pies. Un 37 sin pretensiones. Blancos como la nieve, eso si. Pues estos que miras de reojo son los que recorrerán todos los laberintos hasta llegar a tu lado.
Soy la que espanta los fantasmas que duermen bajo tu cama de cerezo.
También la que te limpiará los mocos si se te acaban las fuerzas y las mangas.
Soy muy poco para ti ahora.
Mañana mi nombre será tu almohada y mis ojos tu sueño reparador.
Protesta cuanto quieras. Quererte es mi empeño mas tonto, pero empeño al fin y al cabo.
Comentarios
Querida Calíope, el Oráculo rara vez escribe para si mismo, pero el pensamiento me parece del todo acertado. Bienvenida a mi microcosmos.
La grandeza del amor que nunca muere.
Gracias por estas palabras, me siento un poco reflejada... y sé que somos muchos más.