
- ¿Yo en Colunga?, ¡ya quisiera!.
Pero los bucles se tornean una vez más pintando a bastos bien en la Villa, bien en Colunga.
- Traeme algo - le pediste.
- Si, un cacho piedra - contestó el muy bobo.
- Bueno, preferiría queso de hoja, pero un cacho de piedra está bien.- Y te encogiste de hombros.
- Date tiempín.- Te digo.
- ¿Para qué?.- Me contestas.
- Para no darle otra vuelta al bucle.
- ¿Y qué si no?.- te vuelves a enconger de hombros.
- Pues también es verdad. Otra vuelta tampoco va a matarnos.
- Parecemos los pimpinela.
- Si, en versión Astur, no te jode- me río.
Y gira sobre sus punteras las bailarina del cantábrico. Gira sin demayo sobre el rizo de la ola. No tiene ánimo de parar, aunque llegue el lunes, así que tu verás.
"¿En Colunga yo?, ¡ya quisiera!".
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¡Ya quisiera!
Bajo su puente
suena una gaita
y tus cabellos,
como la sombra
de un árbol,bailan.
Besos gaiteros.